Cuando la Tierra de abrió en San Vicente: El Terremoto de 1906

Escrito por Juan Carlos González Labra, investigador sanvicentano.

Decir hoy que Chile es un país sísmico no sorprende a nadie. Los chilenos ya hemos asumido esta realidad de buena forma, especialmente, en los últimos 10 años. Gracias a la tecnología y a los minuciosos registros comparativos con el resto de los países del mundo, hoy Chile es considerado como el país que tiene la mayor tasa de actividad sísmica, y como si eso fuera poco, es donde se ha registrado el terremoto más potente en la historia de la humanidad, ocurrido en Valdivia, el domingo 22 de mayo de 1960 a las 15:11 horas, con una magnitud de 9.5 en la escala de Richter.

El primer terremoto del siglo XX en Chile, fue el acontecido en Valparaíso, la tarde del 16 de agosto de 1906, con una intensidad de 8,6 en la escala Richter, algo parecido al reciente terremoto del 16 de septiembre de este año ocurrido en Illapel, que tuvo una intensidad de 8,4. Pero la destrucción del ocurrido en 1906 fue mucho mayor en Valparaíso y en general en el país, por el tipo de construcción de aquella época, la base de construcción era el adobe, a diferencia de hoy que muchas de las construcciones son antisísmicas.

Ese 16 de agosto de 1906,  amaneció el día despejado en Valparaíso, sin embargo, alrededor de las diez de la mañana comenzó una lluvia suave pero constante. Poco antes de las 20.00 horas, cuando la mayoría de los porteños estaban cenando o hacían sobremesa, se produjo la primera sacudida de la tierra que duró alrededor de cuatro minutos. Transcurrido quince minutos después del primer sismo,  que fueron en realidad quince minutos de terror colectivo, alaridos, y búsqueda de sobrevivientes, llegó un segundo sismo, más breve, un minuto aproximadamente, pero mucho más fuerte el movimiento, que completó la destrucción casi total de Valparaíso. Este terremoto habría dejado dos mil muertos.

Como respuesta a este gran terremoto, el presidente Pedro Montt, fundó el Servicio Sismológico Nacional, el 1 de Mayo de 1908. Lo anterior, permitiría que la sismología se desarrollara como disciplina científica y que los chilenos no asociaran los sismos con otras disciplinas como la astrología.

La gran intensidad de este terremoto hizo que se sintiera entre Tacna, por el norte, y Ancud por el sur, en una extensión de 2.620 kilómetros. De oriente a poniente fue percibido desde Buenos aires y Montevideo hasta las islas de Juan Fernández.

 ¿Y qué sucedió en el valle de Tagua Tagua ese día 16 de agosto de 1906?

Aun cuando no existen registros que señalen cuál fue la intensidad del terremoto en esta zona, es fácil suponer que fue de una alta intensidad, especialmente por la cercanía con la zona del epicentro, Valparaíso.

En agosto de 1906, los sanvicentanos tenían aún fresco en sus memorias, los destrozos y miedos de un fuerte temblor ocurrido meses antes con su epicentro en Rancagua, el 26 de octubre de 1905, por lo cual, el terror con que se reaccionó ese 16 de agosto fue grande y angustiante.

En nuestro pueblo, toda la gente arrancó del interior de sus casas, la gran mayoría de los sanvicentanos se fue a reunir a la plaza de armas, que en esos años se llamaba Plaza General Velásquez. El pánico era indescriptible, se mezclaban en el ambiente las personas que gritaban, otras lloraban, otras rezaban arrodilladas en la calle, mientras otros pedían misericordia a Dios. Cuándo todo este ambiente comenzaba a bajar de intensidad, a los quince minutos de producido el terremoto, vino el segundo movimiento más violento que el anterior, esto hizo que el horror y el pánico se multiplicara con mayor impulso, llevando a algunos sanvicentanos al descontrol total.

Después de las 21.00 horas, la plaza de armas estaba repleta de carpas de familias que habían decidido pernoctar ahí, lo mismo ocurría en todas las calles del pueblo. El riesgo de lluvia era inminente en pleno mes de agosto, que perjudicaría más los daños materiales que el terremoto había dejado.

Los daños en las construcciones del pujante San Vicente, fueron considerables. Se cayeron todas las casas en las cuales estaba instalado el comercio en el centro del pueblo, la mayor parte de las mercaderías perdidas. La única panadería que había en el pueblo, perteneciente a don Felipe S. Granifo, estaba completamente destruida. Lo mismo ocurría con la escuela de hombres Nº12, la casa y oficina de la imprenta y la iglesia.

Pocos meses antes, se había comenzado a reconstruir y ampliar las bodegas de la estación de ferrocarriles, por efecto del terremoto, casi cayeron por completo. Varios carros que se encontraban estacionados en la estación, se salieron de los rieles. En la oficina de la estación, se informaba que la estación de Malloa se encontraba en el suelo, la caída de la estructura había dejado 3 heridos y en los contornos de la caída estación, aparecieron grietas en la tierra de las que brotaba agua caliente con olor extraño.

Las escasas crónicas de la época, dicen que en Pencahue, Rastrojo y Requehua, casi no hay casa habitable. El catastro realizado en los primeros días posteriores al 16 de agosto, arrojaba que en Pencahue se habían caído 180 casas y tres personas fallecidas. La casa de la hacienda de las Pataguas, hacienda que pertenecía al señor Francisco Javier Eguiguren, se desplomó por completo.

En las crónicas del terremoto publicadas en  la Revista Católica, se informaba el catastro de las iglesias dañadas en Chile, ahí se señala respecto a la iglesia de San Vicente de Tagua Tagua: Iglesia y casa parroquial en ruinas.

La reconstrucción de la longeva iglesia, se demorará bastante tiempo, ya que en febrero de 1907 recién se estaba demoliendo la torre, a diferencia de otros pueblos aledaños que ya habían comenzado las reparaciones correspondientes.

El escueto telegrama oficial enviado por el Gobernador de Caupolicán al gobierno central, informaba: Mayor parte casas San Vicente graves perjuicios.

El desconocimiento que existía en Santiago de los daños ocasionados por el terremoto en el valle de Tagua Tagua era total, de esta situación se acusaba a las autoridades locales de no haber informado. En la prensa de Santiago informaba escuetamente de lo ocurrido en la zona de Colchagua y Caupolicán, y mucho menos de la zona de San Vicente. La rabia de los sanvicentanos llegó al máximo, cuando el día martes 21 de agosto en la mañana, llegaron a San Vicente los Ministros de Hacienda y de Construcción Pública, pero al no encontrar autoridad alguna con quien hablar, se fueron.

Por naturaleza, el miedo en la gente duró varios meses, a este miedo se sumaban los temores que se instalaban en la gente, producto de los discursos religiosos, donde se señalaba que el terremoto era una “prueba de que (Dios) quiere purificarnos de nuestros pecados”. Como si esto fuera poco, a este ambiente de culpabilidad celestial, la gente lo asociaba  al fenómeno ocurrido en la zona de las Pataguas, donde los sirvientes de la hacienda, a lazo y con mucho sacrificio, sacaban varios animales vacunos y caballares que habían caído en las enormes grietas de la tierra que se abrieron en el momento del terremoto.

Esto fue lo que ocurrió cuando la tierra se abrió en San Vicente en el terremoto de 1906.

San Vicente, sábado 17 de octubre de 2015