Descripciones de Cronistas de la Conquista y la Colonia acerca de Tagua Tagua

Por Eugenio Bastías Cantuarias, investigador de la cultura folclórica.

Gerónimo de Bibar y su Crónica y relación copiosa y verdadera de los reinos de Chile

Gerónimo de Bibar, personaje del cual no se tienen muchos antecedentes, incluso aún se sospecha de que su nombre sea sólo el pseudónimo de alguno de los compañeros de Pedro de Valdivia, escribió una de las primeras crónicas de la Conquista en Chile. Su manuscrito se da por finalizado en diciembre de 1558, el cual sólo vino a publicarse en Chile recién en 1966. Esta obra contiene, prácticamente, las primeras descripciones del territorio y de los pobladores que hubieron de enfrentar los españoles a su llegada. Por tanto, es de mucho interés revisar lo que dijo Vivar sobre el territorio que hoy ocupa, entre otras, la comuna de San Vicente de Tagua Tagua.

En el capítulo XCIII, titulado “Que trata de la provincia de los pormocaes y costumbres de los indios y por qué se llamaron pormocaes”, dice nuestro autor:

“Está esta provincia de los pormocaes que comienza de siete leguas de la ciudad de Santiago, que es una angostura y ansí la llaman los españoles estos cerros que hacen una angostura. Y aquí llegaron los Incas cuando vinieron a conquistar esta tierra, y de aquí adelante no pasaron.”

“Y de aquí hasta el río Maule que son veinte y tres leguas es la provincia de los pormocaes. Es tierra de muy lindos valles y fértil. Los indios son de la lengua y traje de los de Mapocho. Adoran al sol y a las nieves, porque les da agua para sus sementeras, aunque no son muy grandes labradores.”

“Visto los ingas su manera de vivir –continúa Vivar- los llamaron pormaucaes, que quiere decir lobos monteses, y de aquí se quedaron pormocaes, que se ha corrupto la lengua, porque de antes se llamaban picones porque estaban a la banda del sur y al viento sur llaman pico.”

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«Crónica Copiosa y Verdadera de los Reinos de Chile» de Gerónimo de Bibar. Imagen tomada de www.memoriachilena.cl

Alonso de Ovalle y su Histórica relación del reino de Chile

El sacerdote jesuita, primer cronista chileno de nuestra literatura colonial, realiza una magnífica obra destinada a dar a conocer Chile a los europeos, a mediados del siglo XVII, publicando su trabajo en Roma, tanto en italiano como, posteriormente, en castellano.

En el Libro Primero, dedicado a hablar “De la naturaleza y propiedades del Reino de Chile”, dedica el capitulo XIII de éste a escribir “De las lagunas de Chile y de las sal que en ellas se coge”:

“Digamos primero de las de los ríos, que son muchos, aunque no me podré acordar de todos ni de sus cualidades; y dejando las que apuntamos arriba, de Aculeo y Pudagüell que son el mayor recreo y regalo de Santiago, por tenerlas más vecinas, den principio las famosas de Taguatagua, que, a no estar tan lejos (porque distan catorce leguas), fueran las primeras en su estimación, porque son mucho mayores las truchas que allí se crían, y en más abundancia; y en la caza que tienen de patos y otras aves acuátiles no tienen comparación.”

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«Histórica Relación del Reino de Chile», de Alonso de Ovalle. Imagen tomada de www.memoriachilena.cl

Diego de Rosales y su Historia general del Reino de Chile. Flandes indiano

Rosales, como el anterior, sacerdote jesuita, pero de origen español, escribió una crónica que también sufrió el olvido de las prensas durante doscientos años, puesto que, habiendo sido escrita hacia 1670, sólo entre 1877 y 1878 logró ser publicada por un genio de nuestras letras, don Benjamín Vicuña Mackenna, en Valparaíso.

Podemos hallar en el Libro Segundo de esta Historia General, capítulo XI, un acápite que Rosales titula “De los manantiales saludables y de las más notables lagunas”, que nos incita a lamentarnos por no haber conocido a la laguna de Tagua Tagua en todo su esplendor:
“De propósito y no por olvido he dejado para la postre, por dármele bueno a este capítulo, las lagunas de Tagua-tagua, que no es digna de olvido, sino para perpetua memoria: el caso tan raro, y singular, que sucedió en ellas. Caen estas lagunas veinte leguas al sur de la ciudad de Santiago cerca del pueblo de Malloa, tienen seis leguas de circunferencia, muchas truchas, varios géneros de peces, y muchedumbre de pajarería de varios colores que sobre las aguas forman un hermoso jardín de flores vivientes. Tiene en medio una pequeña isla, que muchas veces se ve nadar por encima de la laguna y moverse con el impulso de los vientos. No es esto lo singular y raro”, puntualiza Rosales, asegurando también que algunos autores dicen lo mismo de una isla que flota en un lago de Egipto.

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«Historia General del Reino de Chile. Flandes Indiano», de Diego de Rosales. Imagen tomada de www.memoriachilena.cl

San Vicente, viernes 27 de febrero de 2015