El Cuero del Agua

Escrito por Don Rafael Meza Ramírez

Esta es una leyenda que se mantuvo en actualidad hasta hace  unos cincuenta años atrás, personas de esa o mayor edad, conocieron la «poza» que dió origen a esta leyenda.- En la entrada  sur-este del antiguo puente de madera sobre el río Claro en Tunca al Medio, (que prestó servicios hasta la construcción del puente actual) existió un remanso rodeado de sauces llorones, que tenía boca hacia abajo de la corriente del río, de manera que sus aguas eran detenidas y de un color te claro.- Eran aguas casi sin movimiento en una poza bastante profunda que inspiraban una inquietante desconfianza, nadie se atrevía a meterse en ellas, porque según decían, allí había un cuero del agua, (otros decían que era un «coirón» de agua , el coirón es una planta de fibra larga que se ocupa generalmente en los techos de glorietas).- La imaginación popular decía que cuando un animal caía al agua detenida el cuero se volvía un ser vivo, pero en forma de una manta que abrasaba al incauto que caía al agua y le succionaba la sangre.- En la poza  del puente de Tunca se decía que había un cuero de agua, nadie lo había visto, pero si veían moverse el agua quieta el forma por demás sospechosa, y no faltaba el gracioso que decía y rejuraba que había visto al cuero del agua.- Tiraron anzuelos de todos portes, con la esperanza de pescar al bicho, pero nada, el agua ni se movía.-Un cierto día de visita en casa de una tía, salimos con unos amigos Santiaguinos camino del río, y al llegar al puente, me acordé del cuento de la Ñaña, y entre las risas de mis amigos, les conté la leyenda.- Mira, me dijeron…esos son cuentos de gente ignorante, y para prueba lo vamos a demostrar que allí no hay tal cuero del agua.- Rápidamente se desvistieron dos muchachos y se lanzaron al agua de la poza, nadaron un rato, de pronto uno de ellos se puso a gritar que algo se le había pegado en las piernas y en la espalda, el otro también se asustó porque algo raro estaba sintiendo en varias partes del cuerpo y ambos ayudándose mutuamente salieron al fango de la orilla donde los ayudamos.-De la espalda, la cintura y las piernas le colgaban  unas especies de gusanos como lombrices cortas.- Quisimos sacarlas pero se estiraban y no se despegaban de la piel, a los gritos acudió un lugareño y nos dijo; esto se hace así, sacó fósforos y al acercar la llama a las sanguijuelas estas se soltaban de la piel, algunas de ellas con bastante sangre succionada de los muchachos.-El hombre les dijo a mis amigos: Den gracias a Dios que solo los agarraron las sanguijuelas, que si los agarra el cuero del agua, mal lo habrían pasado.- Nos quedamos mirando los unos a los otros, y no dijimos nada.-

RAFAEL MEZA RAMIREZ

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