Los Incendios en San Vicente, antes de la Fundación de nuestra 1ra Compañía de Bomberos
Por Juan Carlos González Labra, investigador sanvicentano.
El fuego, conocido como uno de los cuatro elementos que forman parte de la naturaleza (junto al aire, el agua y la tierra), transformó el diario vivir del hombre al poder dominar su uso, pero un pequeño descuido del fuego puede ocasionar un incendio que, de no ser controlado, se puede transformar en una gran catástrofe. La historia de Chile registra uno emblemático, como fue el incendio que destruyó la Iglesia de la Compañía de Jesús en Santiago, el 8 de diciembre de 1863, donde el fuego consumió completamente el templo con casi 2.000 fieles que no pudieron huir. De este siniestro, nace la idea de formar un Cuerpo de Bomberos para la ciudad de Santiago.
En San Vicente, se funda la Primera Compañía de Bomberos, el 19 de abril de 1931, con una trayectoria que ha llenado de orgullo a los sanvicentanos. En este relato, veremos algunos de los incendios que marcaron a los habitantes de nuestra ciudad y de cómo se apagaban cuando aun no existía la Primera Compañía de Bomberos de San Vicente.
A principios del año 1900, San Vicente era una villa con un núcleo central muy pequeño, su escasa población vivía en casas que se encontraban separadas unas de otras por espaciosos potreros con abundante vegetación. El comercio principal se encontraba en las calles que rodeaban la Plaza de Armas, y otros bien numeroso se encontraba en la casa de los propios comerciantes. Esto permitió que al desarrollarse un incendio, las probabilidades de propagación del fuego fueran muy escasas. Pero a medida que el pueblo comenzó a poblarse, la concentración de inmuebles aumentó y con ello los riesgos también.
El primer gran incendio que relatan las crónicas ocurrió el 28 de agosto de 1902. Por esos años, existía en San Vicente un almacén grande de abarrotes llamado “Almacén Español”, que pertenecía al señor Alejandro Elorieta. Junto a éste almacén, se encontraba otra importante casa comercial llamada “El Diluvio”, cuyo propietario era el señor de apellido Olguín y Olivares. Aparentemente, ambos negocios se encontraban frente a la plaza de armas. Ese día 28 de agosto, de manera inexplicable, se comenzó a desarrollar un incendio en uno de los locales. Por las mercaderías que había en su interior y lo existente en las bodegas, la velocidad del fuego fue sorprendente. Los propios sanvicentanos trataban de apagar las feroces llamas que hacían rugir la madera seca. Con baldes o cualquier tiesto que hubiera a mano se lanzaba el agua. La “Policía Municipal”, era la encargada de sofocar los incendios que se declararan en el pueblo, pero su incapacidad se delataba por la falta de preparación y por la falta de materiales apropiado. En realidad, en la extinción del fuego, participaban los Policía y los vecinos que con mucho coraje y esfuerzo lograban apagar los incendios. Cuando se veía que los esfuerzos eran incapaces de apagarlo, se enviaba un mensajero a San Fernando o Rengo, que ya tenían cuerpos de bomberos, para que vinieran en auxilio de una posible catástrofe.
En el incendio mencionado, fue ardua la lucha contra las llamas, cuando se lograba controlar por un costado, resurgía con más furia por el otro. A pesar de los esfuerzos, ambos locales se quemaron completamente después de horas de luchar contra las llamas. El más perjudicado fue el dueño del negocio “El Diluvio” por no tener seguros comprometidos. Afortunadamente, el dueño del “Almacén Español” tenía asegurado su negocio en la compañía de seguros “La Libertad”, por un total de $13.000. De igual forma, el dueño de los locales, señor Eleazar Lazaeta, también tenía sus locales asegurados. Este incendio de características espectaculares para nuestros antepasados, los llevó a pensar, por esos días, que era necesaria la creación de una compañía de bomberos, idea que no se concretó.
Durante los años siguientes, también las crónicas registran otros grandes incendios en el pueblo, como el ocurrido en 1905 que destruyó la “Fábrica de Carpintería” que deslindaba con el patio de acopio y las bodegas de la estación de ferrocarriles. El incendio destruyó todo.
De igual magnitud ocurrieron otros en los años siguientes, hasta que llegó el incendió que, al igual que la mayoría de las fundaciones de las compañías de bomberos de nuestro país, hizo que las autoridades y los sanvicentanos concretaran la idea de fundar una compañía de bomberos.
El 25 de febrero de 1931, al aparecer los primeros rayos de sol, llega la noticia al pueblo de San Vicente que el Molino que se encontraba en Los Altillos (De propiedad del Dr. Exequiel González Cortés) estaba siendo consumido por un voraz incendio. Este molino era fundamental para la economía de la zona, ya que, en él se procesaba una buena parte de los granos que se producían en las tierras de San Vicente, de ahí se abastecía San Vicente y las localidades aledañas de la harina y otros productos que se sacaban del procesamiento del trigo. Otra parte de la producción, se vendía a otras ciudades de la región. Aparte del molino, también las bodegas y la casa de la administración se veían comprometidas con las llamas. Muchas personas se dirigieron al lugar con el fin de ayudar a extinguir las llamas del feroz incendio, las autoridades de San Vicente enviaron a una persona a dar aviso a los bomberos de Rengo para que vinieran en auxilio de esta catástrofe que se estaba desarrollando. Pero aun cuando los bomberos de Rengo pusieron todo su empeño en tardar lo menos posible, su llegada fue tardía producto de la distancia y las malas condiciones de los caminos. Cuando llegaron, ya nada se podía salvar. Afortunadamente en ninguna de las catástrofes descritas hubo que lamentar fallecimientos.
Este incendio fue el que mostró una cruda realidad, San Vicente estaba indefenso frente a los incendios, la necesidad de contar con una compañía de bomberos se transformó en una prioridad para todos. El primer paso lo dio el Gobernador de esos años, el señor Felipe Alarcón Olave. Se dirigió a la oficina del periódico “La Crónica” e hizo publicar el 4 de marzo de 1931, una invitación a “todas las personas que deseen cooperar directa o indirectamente, en la confección de las bases para la creación de la primera compañía de bomberos de San Vicente”, a una reunión que se llevaría a efecto en el salón de la Gobernación, el día 04 de abril. Numeroso público llegó a esa reunión, el salón estaba repleto. En esta reunión se tomaron algunos acuerdos y se coordinó una próxima reunión para el día 8 de abril en el mismo lugar. Estas reuniones tuvieron sus frutos, el más importante era que, la Superintendencia de Seguros de esos años, se comprometía a colaborar con recursos para la compra de materiales de la nueva compañía de bomberos que se deseaba fundar en San Vicente, dicha colaboración se haría efectiva una vez que tuviera su personalidad jurídica aprobada. Esta noticia motivó a los entusiastas vecinos y autoridades para la reunión del 19 de abril de 1931, fecha en la cual se funda definitivamente la Primera Compañía de Bomberos de San Vicente de Tagua Tagua. Ahora, San Vicente dejaba de estar indefenso frente a los incendios.
San Vicente de Tagua Tagua, jueves 13 de agosto de 2015