¿Quién dio el nombre a la localidad de «Zúñiga»?

Por Juan Carlos González Labra, investigador sanvicentano.

Por orden del Obispo Manuel de Alday y Aspee,  es enviado en 1757 a la parroquia de Peumo, en calidad de teniente de cura don Antonio López de Zúñiga y Ruiz Luengo, de la orden de los Jesuitas. Hombre  instruido con altos grados académicos, Maestro en Filosofía y Doctor en Teología, pero de una sencillez ejemplar. Su misión era, colaborar con el cura encargado de la parroquia de Peumo, señor Andrés Carrasco, que por esos días se muy delicado de salud. Pero la avanzada edad del cura Carrasco hizo que la su estado de salud se agravara cada día más, falleciendo al año siguiente.

De esta manera, pasa a tomar oficialmente la administración de la parroquia de Peumo, el Cura Antonio de Zúñiga, nombre con el que desarrolló su trabajo de religioso.

Por estos años, el territorio que tenía que atender la parroquia de Peumo era bastante extenso, desde Parral de Doñihue por el oriente, hasta cerca de Bucalemu por el poniente. Por el sur el río Cachapoal y por el norte hasta Santa Inés.

Uno de los lugares de más difícil acceso, era el valle de Toquihua (lo que hoy corresponde a Toquihua y Zúñiga), ya que, para poder llevar los santos sacramentos a las 164 almas que vivían en los caseríos que existían en Toquihua, necesariamente, el cura Zúñiga debía cruzar el caudalosos río Cachapoal a nado. Caudaloso en verano por los deshielo y caudaloso en invierno por las lluvias. Solo un santo cura podía llenarse de sacrificios en invierno y verano para cumplir con la atención de sus feligreses.

Por ésta razón, en 1764, eleva una solicitud al Obispo, con la idea de poder fundar una Capilla en el valle de Toquihua. A fines del mismo año, su solicitud tiene una positiva respuesta. El cura Zúñiga, hombre muy activo, comenzó a gestionar los preparativos para poder iniciar su construcción con la colaboración de los fieles de la zona. Así, el 28 de enero de 1765, es fundada la Capilla en lo que por esos años se llamaba Toquihua, zona que hoy comprende las localidades de Toquihua y Zúñiga. De esta manera, el cura Antonio Zúñiga podía llegar a la capilla y entregar los sacramentos sin necesidad de tener que recorrer la zona para cumplir con sus deberes sacerdotales. A medida que fue pasando el tiempo, la capilla comenzó a ser conocida como la “capilla del cura Zúñiga”, más tarde como la capilla de “Lo Zúñiga”.

Cuando Antonio de Zúñiga tenía 50 años (año 1778), sus fuerzas no eran las mismas que las que tenía cuando joven, ya llevaba 20 años  repartiendo sus bendiciones por toda la jurisdicción de la Parroquia de Peumo, que como he señalado era bastante extensa. Es por esto que en 1778 decide enviar una carta al Obispo de Santiago, solicitando que la administración de la Capilla de Toquihua, fundada por él, se la entreguen a la vice Parroquia de Guacarhue, ya que desde allá no deben cruzar ningún río para poder atenderla. Su solicitud fue aceptada y a contar de 1778, la capilla de Toquihua fue atendida por el cura de Guacarhue.

A medida que pasaban los años, a los entornos de la capilla llegaron nuevas familias que fueron poblando la zona, dando así origen a una comarca que por tradición se comenzó a llamar “Zúñiga”, nombre que mantiene hasta el día de hoy.

Las crónicas consultadas, describen al cura Antonio Zúñiga como un cura afable, desinteresado y un progresista en su época. En 1760, tuvo la idea de hacer que en los alrededores del pueblo de los indios de Peumo, se dieran terrenos a nuevos habitantes para que Peumo fuera una villa con jurisdicción civil y criminal. Durante 30 años estuvo tramitando en todos los estamentos del estado para que esta idea se llevara a cabo, pero por burocracias y por la vigorosa oposición del cacique del pueblo de indio de Peumo, Cipriano Catileu, esto no se pudo realizar.  Fue el Presidente Federico Errázuriz, que por Decreto Supremo, otorgó a Peumo el Título de Villa, el 9 de junio de 1874, es decir, 62 años después de la muerte del  idealista cura Antonio Zúñiga.

Siempre preocupado de sus parroquianos, construyó una escuela parroquial para niños y niñas, una de las primeras en esos años por estos valles. Creó y mantuvo durante años una casa de ejercicios espirituales para mujeres y luego otra para hombres. Aquí venía a colaborar, en algunas oportunidades, el presbítero Marco de Elzo, heredero de la hacienda Tagua Tagua.

Falleció Antonio de Zúñiga, el 15 de enero  de 1812, pero el reconocimiento al “santo cura de Peumo”, apodo con el cual la gente lo coronó, se mantiene vivo hasta hoy, al conservar su apellido una localidad como “Zúñiga”. Peumo por su parte, lo reconoce coronando con su nombre una de las calles principal, y  probablemente, en reconocimiento a su ímpetu por educar a los niños, una escuela básica de Peumo también lleva su nombre.

Pero sin saber, muchos de nosotros, que vemos a lo lejos el llamado cerro de Peumo, cuyo nombre es cerro Gulutrén, divisamos la famosa Cruz de Peumo, cruz que instaló en ese cerro el propio cura Antonio de Zúñiga junto a sus feligreses, para que el diablo no siguiera molestando y  jugando a la rayuela en este valle.

 

GLOSARIO

Bucalemu: bosque grande.
Cachapoal: río loco
Doñihue: lugar de cejas. Los cerros que se encuentran en la comuna tienen la forma arqueada de unas cejas
Guacarhue: lugar para crianza de vacas.
Gulutrén: habitación del Diablo.
Toquihua: lugar de Toqui.

San Vicente, miércoles 20 de mayo de 2015