El General Velásquez, Arequipa, San Vicente de Tagua Tagua.

Campaña de Arequipa, la última campaña de la Guerra del Pacífico, a cargo del General José Velásquez.

Por Juan Carlos González Labra, investigador sanvicentano.

Aún cuando este héroe de la Guerra del Pacífico, no nació en San Vicente, sino que en Puchuncaví en 1833, visitaba con frecuencia a sus familiares en la hacienda Pumaitén, lugar en el cual pasó los últimos días de su vida, falleciendo el día sábado 17 de julio de 1897 a las 11:00 de la mañana. Desde el congreso, apoyó el progreso de ésta zona, y su destacada participación en la Guerra del Pacífico hizo que fuera un hombre muy querido y respetado en San Vicente. Esto explica que durante varios años la Plaza de Armas de San Vicente se llamara Plaza General José Velásquez, en la misma época en que se funda el Club Deportivo General Velásquez en 1908. Poco tiempo después, la que se llamaba calle de la Bandera se pasó a llamar calle General Velásquez.

Don José Velásquez participó desde los inicios de la guerra a cargo de la artillería del ejército chileno. En esta oportunidad, veremos una de sus acciones.

A principios de 1883, el entonces coronel José Velásquez, es llamado por el presidente de la república don Domingo Santa María, para que desde el norte viaje urgente a Santiago, con la finalidad de ordenarle personalmente la importante misión de dirigir la campaña de Arequipa, la última campaña de la Guerra del Pacífico. De inmediato Velásquez se va a Tacna y desde ahí, junto a Manuel J. Soffia, organizan cada detalle de la expedición.

La mañana del 14 de septiembre de 1883, sale de Tacna el ejército expedicionario hacia Arequipa, encabezado por el coronel José Domingo Velásquez Bórquez, a su cargo llevaba 2.200 hombres de las tres ramas del ejército. Dejaba en Tacna una reserva de 1.500 hombres más, para que en caso de refuerzos, salieran rápidamente a socorrerlo.

Su primer objetivo fuela ocupación de la ciudad de Moquegua, distante 158 kilómetros de Tacna. Recorrió los embarazosos caminos de las montañas con su ejército, trasladando todos los pertrechos y la artillería bajo el rudo e infatigable sol, y soportando las bajas temperaturas de la noche. Todo esto, no mitigó a soldados, mulas y caballos para llegar a enfrentar al ejército peruano asentado en Moquegua. La sorpresa fue que no encontró en ella resistencia alguna, el coronel peruano Somocurcio al saber de su venida, huyó con sus hombres hacia la cuesta llamada Huasacachi. Esta cuesta era un lugar preciso para una emboscada. Velásquez con su experiencia, manda un grupo de avanzada para reconocer el lugar. Con esta información, ordena que en la noche del 22 al 23 de octubre, se asaltara la cuesta por sorpresa. En la mañana del 23 de octubre, cuando los primeros rayos del sol comenzaban a alumbrar, Velásquez tenía flanqueado por ambos lados a los defensores de la cuesta, los cuales huyen hacia Puquina. Velásquez no vaciló en dar la orden de avanzar inmediatamente, esa misma mañana. Era una prueba sobrehumana para los soldados chilenos, fue un esfuerzo heroico, de notable resistencia física, el trayecto fue hecho sin descansos largos, sólo se descansaba por pocos minutos, el desplazamiento duró todo el día y la noche hasta llegar a las inmediaciones de Puquina, situada a 3.124 metros de altura sobre el nivel del mar. Aquí, nuevamente los defensores de Puquina huyeron, dejando libre el paso a Arequipa.

La ciudad de Arequipa era resguardada por un ejército que contaba con 4.000 hombres aproximadamente, a esto se debía de sumar una guardia nacional de la cual se desconocía su número. La estrategia del general Lizardo Montero para defender Arequipa estaba fracasando con las derrotas de la cuesta de Huasacache y de Puquina. La noticia llegó a Arequipa el día 24 de octubre, pero el general Lizardo Montero no mostró gran preocupación con esta noticia, sin embargo, los arequipeños se amontonaron en las calles llenos de dudas y aprensiones.  Montero les señalaba a los ciudadanos que un ejército de 16.000 hombres venía hacia Arequipa, que era imposible combatirlo. Esto produjo unas revueltas espantosas, saqueos y asaltos hicieron de la ciudad un caos. Esa noche, Montero y  el comandante en jefe del ejercito de Montero señor Cesar Canevaro, huían hacia Puno, pueblo que está en el límite con Bolivia, ahí se embarcaron para cruzar el lago Titicaca para ir a refugiarse decididamente a Bolivia. Mientras el ejército de Velásquez se mantenía en Puquina, las autoridades municipales de Arequipa les solicitan a los cónsules extranjeros que en esa ciudad se encontraban, que fueran a conversar con el coronel Velásquez para tramitar la rendición de la ciudad. El coronel Velásquez aceptó la rendición el día 29 de octubre de 1883, para lo cual, se redactó y firmo oficialmente la rendición de Arequipa entre las autoridades municipales y el coronel Velásquez, siendo  testigos e intermediarios los cónsules de esa ciudad.

El ejército dirigido por Velásquez lograba la ocupación de Arequipa sin disparar un tiro, y de paso, toda esa zona reconocía a Miguel Iglesias como presidente del Perú. Para Chile fue de mucha importancia la conquista de Arequipa, ya que, al tener en posesión chilena la ciudad, permitía que uno de los principales enemigos de firmar la paz con Chile, Montero, fuera derrotado y huyera del territorio peruano.

En otras palabras, con la toma de Arequipa, el final de la Guerra del Pacífico estaba a un paso. El tratado que puso fin a la guerra con el Perú, se firmó en Oncon, el 20 de octubre de 1883, días antes de la toma de Arequipa por parte del coronel José Velásquez.

San Vicente, miércoles 27 de mayo de 2015